Crea tu propia historia
- Myriam Markert
- 2 dic 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 3 jul 2024

Hoy me gustaría compartir una anécdota de una niña, la podemos llamar Alicia creando su propia historia.
Alicia, una niña muy inteligente que le gustaba leer mucho, muy curiosa, creativa, valiente, pero para su madre era un poco “atrevida”. Yo diría que sí, pero en el sentido de atreverse a ser, decir y hacer lo que muchos no nos atrevemos, a reescribir la propia historia, a crear la propia magia.
Le encantaba leer cuentos infantiles pero muchos de ellos despertaban en la niña sensaciones desagradables. Alicia en su imaginación extraordinaria le daba riendas sueltas a sus propias ideas, a su fantasía y disfrutaba cambiando aquello que representaba tristeza, dolor, abandono, agresión, miedo. Cuando empezó a escribir dio un paso más y comenzó a re-escribir las historias arrancando las hojas de los libros y con cuidado introducía su propio texto, su propia versión, aquella que la hacía feliz.
Nos podríamos imaginar la actitud de la madre, de las maestras, del bibliotecario cuando encontraban los libros! En algún momento la niña aprendió que los libros se cuidan, no se cortan las hojas pero, también aprendió que las historias no se cambian.
Ahora, como mujer adulta está tratando de cambiar su propia historia, la invaden las dudas, sentimientos de culpa, a veces no sabe cómo, no se imagina algo diferente, presa de sus miedos, inseguridades y el deseo de ser aceptada sin reproches no se permite contarse otro final. Igual que en un libro en la vida hay que dar vuelta la página para seguir adelante y a veces es necesario arrancar algunas hojas para no leerlas más. Este proceso implica auto-observación, compasión y compromiso consigo misma, y esto trae aparejado cierto esfuerzo y dolor emocional que puede ser recompensado con una vida plena.
Cuantas de nosotr@s somos Alicia, atrapadas en nuestros miedos, vergüenzas, culpas, con etiquetas de otros, cumpliendo expectativas externas. Vivimos atrapados en nuestra propia historia siendo el guionista y el protagonista al mismo tiempo, pero si alguien nos contara otra historia o nosotros mismos nos atreviéramos a escribir otro final, entonces cambiaría el guión y cambiaría el personaje.
La vida se trata de palabras, lecturas y sentidos otorgados al redactar, al transmitir cada historia personal y familiar. Como dice Séneca " para ser felices se necesita eliminar dos cosas: el temor de un mal futuro y el recuerdo de un mal pasado".